LA CASA BLANCA
Oficina del Secretario de Prensa (Nueva York, Nueva
York)
Espérese para su publicación
hasta las 10.06 de la mañana, hora oficial del Este
del sábado 9 de septiembre de 2000
DISCURSO POR RADIO DEL PRESIDENTE A LA
NACIÓN Waldorf-Astoria Nueva York, Nueva York
EL PRESIDENTE: Buenos días. Este año, nuestro país
está experimentando una de las peores temporadas de incendios forestales
descontrolados de la historia. Condiciones climatológicas extremas y
rayos han contribuido a desencadenar unos 250 incendios diarios. Más de
2,6 millones de hectáreas han ardido ya y más de 35 incendios
extensos siguen propagándose en nueve estados. Ya hemos presenciado la
tragedia de viviendas familiares destruidas y admirado el valor del personal
del servicio contra incendios y de los ciudadanos que les ayudan en su labor.
Lo vi personalmente en Idaho el mes pasado, y nunca lo olvidaré.
Hoy deseo hablarles de las nuevas e importantes medidas que estamos
tomando para ayudar a las comunidades a recuperarse y reducir la amenaza de
incendios en los años próximos. Desde hace meses hemos estado
movilizando recursos federales destinados a proporcionar al servicio contra
incendios y a las comunidades las herramientas necesarias para combatir el
fuego. Más de 25.000 trabajadores federales, estatales y locales han
participado en esta labor. Hemos proporcionado $590 millones en fondos de
emergencia contra incendios y, recientemente, declaré a Montana e Idaho
regiones damnificadas, haciéndolas merecedoras de una mayor ayuda
federal. Pero debemos hacer más.
Por ello, di instrucciones al Secretario del Interior Babbitt y al
Secretario de Agricultura Glickman en el sentido de preparar un informe que
esbozara una estrategia orientada a prestar ayuda a las comunidades para que se
recuperasen de estos incendios y a garantizar que a otras se les eviten
semejantes tragedias en el futuro. Hoy acepto las recomendaciones que contiene
este informe y anuncio las primeras medidas para ponerlas en
práctica.
En primer lugar, salvar vidas y propiedades constituye y seguirá
constituyendo la principal prioridad. Nuestro país cuenta con el mejor
servicio profesional contra incendios del mundo. Sus miembros desempeñan
una actividad extraordinaria en unas condiciones de lo más peligrosas y
difíciles. Algunos de ellos están por fin volviendo a sus hogares
para disfrutar de un muy merecido descanso. Pero la estación de
incendios no ha terminado y en tanto sigan ardiendo nuestros bosques, el
personal antiiincendios seguirá recibiendo nuestro sólido apoyo
para efectuar su labor lo más rápido y con la máxima
seguridad posible.
En segundo lugar, estamos lanzando nuevas iniciativas encaminadas a
ayudar a las comunidades muy afectadas a recuperarse a medida que se desvanece
el humo. La amenaza no termina con la extinción de las llamas. La
lluvia, por ejemplo, podría desatar deslaves y la escorrentía de
aguas sucias amenaza la calidad del agua potable. A fin de ayudar a evitar
daños adicionales, hemos despachado más de 50 equipos de
respuesta rápida destinados a trabajar con las comunidades locales en la
elaboración de planes de reparación de tierras afectadas y de
protección de los valiosísimos recursos de agua potable.
Además, acabamos de liberar casi $40 millones para 90 proyectos
de restauración en todo el Oeste. También crearemos dentro de
poco centros que ofrezcan todos los servicios en Idaho y Montana, de forma que
los ciudadanos puedan obtener ayuda con rapidez: desde prestaciones de
desempleo hasta préstamos a pequeñas empresas. Queremos
asegurarnos de que la ayuda llega rápidamente a quienes la
necesitan.
Por último, debemos seguir mirando con perspectiva la forma de
reducir las amenazas de incendios en años venideros.
Durante casi un siglo, nuestro país mantuvo una política
concentrada en extinguir todos los incendios forestales. Era una
política bien intencionada, pero permitió concentraciones
antinaturales de maleza y matorrales que hoy caracterizan a muchas de nuestras
zonas forestales. Este matorral excesivo alimenta los incendios forestales,
haciéndolos más peligrosos y difíciles de controlar.
Nuestra administración ha adoptado un nuevo método de
protección de las comunidades y reducción de los riesgos de
incendios forestales eliminando la maleza forestal que se ha acumulado a lo
largo del último siglo. Estamos reduciendo el riesgo de incendios en
más de un millón de hectáreas por año una
superficie que se ha quintuplicado desde 1994. Deseamos trabajar con las
comunidades a fin de ampliar estas actividades, cuidando del medio ambiente,
especialmente en las zonas que corren un mayor riesgo de incendios
forestales.
El informe de hoy proporciona un plan de acción: medidas
inmediatas orientadas a prestar ayuda a las comunidades muy afectadas, nuevas
medidas que complementen nuestros esfuerzos por reducir la amenaza de incendios
forestales en todo el país. El informe recomienda $1.500 millones
adicionales para llevar a cabo esta estrategia y yo me comprometo a trabajar
con el Congreso a fin de garantizar este financiamiento indispensable.
En toda esta temporada de incendios forestales, hemos visto a nuestros
ciudadanos unirse para salvar vidas y dar una mano a las comunidades
necesitadas. Ello personifica lo mejor del espíritu americano, que lo
representan estas nuevas medidas encaminadas a combatir los incendios hoy, a
ayudar a las comunidades a recuperarse mañana y a atenuar las amenazas
de incendios forestales en años futuros.
Gracias por su atención. FIN |