LA CASA BLANCA
Oficina del Secretario de Prensa
Para publicación inmediata 16 de septiembre de
2000
DISCURSO POR RADIO DEL PRESIDENTE A LA
NACIÓN
Washington Home Washington, D.C.
10.06 horas de la mañana, hora oficial del Este
EL PRESIDENTE: Buenos días. Hoy me dirijo a ustedes desde
Washington Home, el hogar de ancianos de la capital de nuestro país que
ha prestado atención de calidad a los norteamericanos de mayor edad
desde hace más de cien años. Los ancianos que se encuentran
conmigo aquí reciben ayuda de la mejor calidad de manos de un personal
cortés y dedicado.
Cada uno de los 1,6 millones de norteamericanos que viven en hogares de
ancianos en todo el país merecen la misma atención de calidad. Y
a medida que se jubilan los nacidos en la época de la expansión
demográfica de los años 60, la demanda de atención de
calidad seguirá aumentando. Para el año 2030, el número de
estadounidenses de más de 85 años de edad se habrá
duplicado, dando mayor importancia a una atención de calidad en los
hogares de ancianos.
Pero si bien la mayor parte de los hogares de ancianos proporcionan en
la actualidad una atención excelente, demasiados ancianos y
norteamericanos incapacitados que residen en hogares, en demasiados de estos
hogares, no reciben la atención adecuada que merecen. Según la
investigación realizada últimamente, la causa principal reside en
la escasez crónica de personal. Cuando el número de proveedores
de atención es demasiado limitado en relación con el
número de pacientes, la calidad de la atención decae.
Un estudio reciente del Departamento de Salud y Servicios Humanos
informa que más de la mitad de los hogares de ancianos de Estados Unidos
no cuentan con el nivel mínimo de personal requerido para garantizar una
atención de calidad. Y, con mucha frecuencia, el personal existente no
ha recibido capacitación adecuada. Los pacientes que residen en estos
hogares tienen más probabilidad de bajar demasiado de peso, contraer
llagas por permanecer en el lecho durante largo tiempo y caer en la
depresión. Más del 30 por ciento están deshidratados
y desnutridos, y corren más riesgo de enfermedad e infección.
Los estadounidenses mayores que han trabajado durante toda su vida
merecen respeto, no desatención. Por más de siete años, el
Vicepresidente Gore y yo nos hemos esforzado por mejorar la calidad de la
atención que brindan los hogares de ancianos de nuestro país. En
1995, creamos nuevas leyes orientadas a combatir el abuso y la negligencia,
intensificando las inspecciones in situ de los hogares de ancianos.
Ese mismo año, cuando el Congreso trató de eliminar las
garantías federales que respaldan la calidad de los hogares de ancianos,
yo me negué. Luego, en 1998, emití una orden ejecutiva que
exigía a todos los estados que aumentaran las investigaciones de los
hogares de ancianos y multaran a los que no habían prestado a sus
residentes una atención adecuada.
Hoy tomo cuatro medidas adicionales encaminadas a mejorar la
condición de los hogares de ancianos de todo el país. En primer
lugar, en colaboración con el Senador Grassley, Republicano de
Iowa, el Senador Breaux, Demócrata de Louisiana, y los Representantes
Waxman, Stark y Gephardt, enviaré la próxima semana al Congreso
unos proyectos de ley que considero pueden promulgarse este año.
Generarán mil millones de dólares en nuevas donaciones destinadas
a ampliar los niveles de personal en los hogares de ancianos que más lo
necesitan, a mejorar el reclutamiento y la retención de dicho personal y
a capacitar más a los proveedores de atención, recompensando a
los hogares de ancianos con el mejor desempeño.
Mientras trabajamos por mejorar la atención que brindan estos
hogares, tenemos que actuar prontamente para que sigan siendo lugares seguros.
Estas leyes impondrán sanciones financieras inmediatas a los hogares que
ponen en peligro la seguridad de sus residentes y esos fondos se
utilizarán, a su vez, para mejorar la atención a los
pacientes.
En segundo lugar, ordeno a la Administración Financiera de
Atención de Salud que, en un periodo de dos años, establezca
requisitos mínimos de dotación de personal para todos los hogares
que participan en los programas federales de Medicare y Medicaid. Esta entidad
también formulará recomendaciones tendentes a garantizar los
pagos necesarios que permitan a los hogares prestar una atención de
calidad.
En tercer lugar, estamos tomando nuevas medidas para educar a los
proveedores de atención en los hogares de ancianos. Esta misma semana,
lanzamos una nueva campaña en los 17.000 hogares del país
orientada a determinar qué residentes corren riesgo y a evitar que se
deshidraten y desnutran.
Y, por último, exigiremos que todos los establecimientos anuncien
públicamente el número de proveedores de atención que
atienden a sus pacientes con el fin de que sus familias escojan el mejor hogar
de ancianos.
De todas las obligaciones que tenemos unos para con otros, el deber
más sagrado es hacia nuestros padres. Nos protegieron del peligro en la
niñez y nosotros debemos obrar del mismo modo con ellos cuando
envejecen. No debería pasar un día más sin que reciban la
atención que merecen dondequiera que vivan, en cualquier hogar de
ancianos.
El Presidente Kennedy dijo una vez, "No basta que un gran país
añada simplemente años a la vida: nuestro objetivo deber ser
también añadir nueva vida a esos años".
Las medidas que estamos tomando en la actualidad contribuirán a
infundir nueva vida en los ancianos estadounidenses al ofrecer un nuevo nivel
de calidad a los hogares de ancianos de este país. Gracias por su
atención.
FIN |